jueves, 12 de junio de 2014

Un 22 y todo lo que representa.




No me sirve que mañana la mayoría dedique un segundo en pensar en mi, esa mayoría que actualiza su Facebook más seguido que yo. Lo que me importa son esas personas que están esperando que llegue mañana o las 12 de esta misma noche para expresarme lo que significo para ellos, esas palabras que pueden arrancarme una sonrisa, palabras que vienen de personas que realmente aprecio y se que yo a ellos. Mañana es el día en que familiares y amigos a los que nunca ves te dedican un segundo de sus ajetreadas vidas para cumplir con esa estúpida regla de la sociedad que consiste en felicitarse en fechas señaladas. Pero también será el día en que volveré a saber de aquellas personas de las que solo se dos veces al año, su cumpleaños y el mío, y eso es lo que las hace especiales, porque a pesar de la distancia y los años que pasen, ese día es nuestro y siempre estará al otro lado del ordenador para dedicarme su tweet del día.

Llegado este punto, y los odiados dos patitos, espero grandes palabras de sinceridad. Y algo dentro de mi me dice que mañana pasara algo que no imagino, que será sorprendente y puede que hasta me deje helada. O puede que solo sean mis ganas de que por un año sea diferente y lo que me deje helada sea la tarta helada que todos los años me compra mi madre.

PD: Juro que arrancaré la cabeza a todo aquel que mañana diga lo de los dos patitos. :)


domingo, 9 de marzo de 2014

3. Conversaciones estúpidas

- Cierra los ojos. No pienses en nada, deja la mente en blanco. Únicamente concentrate en tu respiración. ¿Qué sientes?

- Mis lágrimas.

- ¿Lágrimas?

- Si. Porque aunque te tengo tan cerca no te siento a mi lado, porque no te veo teniéndote delante, porque no te oigo cuando te escucho, porque donde antes leía tu nombre ahora solo veo letras sin sentido. Me emociono al pensa que nada es como antes, que nada volverá a ser igual. Que por mucho que te quiera cada día estamos más lejos, por mucho que me llames mis pies van en otra dirección.

- ¿Qué nos ha pasado?

- Que ya no somos niños.


¿Me vas a dar un abrazo y dos besazos cuando te vayas?

sábado, 8 de febrero de 2014

Las ilusiones son personajes peligrosos, no tienen defectos.

Cuanto más cerca la tenemos más difícil es poder verla. Hablo de ella, de la realidad. 

Lo complicado es encontrar tu sitio, pero cuando lo encuentras estarás dispuesto ha luchar por quedarte, y en el peor de los casos llevarte lo mejor de el. Porque sabes que no quieres que pase el tiempo, que estás en el momento, en el lugar. Pero en ese instante pienso que cometemos el mayor error, pues en lugar de llevarnos parte de el, dejamos parte de nosotros mismos, algo ya difícil de recuperar.

Y es que cometemos muchos errores pero el peor error es creer en las ilusiones, dejarse llevar por ellas supone caer por un precipicio. Y es en el momento de tocar fondo en que sí como del poder de la clarividencia nos dotaran todo cobra sentido, ves tu propia realidad, que no era más que eso, un espejismo, una ilusión.

Ese instante de caer en el que parece que miles de cristales se rompen a tu alrededor para darle más dramatismo al asusto para que abras los ojos por sí aún no eras consciente de que estas cayendo y contigo todo lo que te hace fuerte, sabes que no hay remedio para ti que te vas a dar el golpe del siglo y que volverás a caer una y otra vez porque así somos. Estamos empeñados en tropezar una y otra vez en la misma piedra, de tirarnos al vacío sin cuerda alguna, entrando en un bucle sin salida.

Lo único que nos queda es creer enterrar esas viejas ilusiones, que con suerte la próxima caída será menos dolorosa.

domingo, 2 de febrero de 2014

Comederos de coco.


Pues si, últimamente me ha dado por hablar de mi, y no es que lo haga mucho pero siempre se puede contar algo más de una misma.

Nunca me ha gustado hablar de mi, o quizá sea que cuando empiezo ya no paro, y pues más vale no tirarme de la lengua. Pero es que últimamente he estado pensando en ello, y no es que las cosas que me rodean sean un secreto pero siempre he preferido hablar post pregunta, ya que de otra forma no se por donde empezar, y ¿preguntar a los demás? Eso si que se me da fatal.

Todo esto viene a que me dan momentos en que mi mente no tiene ni un respiro y como si en una maratón estuviera los pensamientos corren por mi cabeza. Quizá mi problema sea que hablo lo suficiente para que las personas que me importan se hagan una idea equivocada de mi. Ya lo se de sobra, la gente se equivoca con su primera impresión de mi, y de sobra se también que parte de la culpa es mía. Quizá sea por miedo a que descubran como soy de verdad que suelto cualquier estupidez. Eso es así, una especie de ley de Murphy o algo pero cuanto mejor quiero caer a alguien más patosa me vuelvo. He aprendido a vivir con ello.

Y es que después de 21 añitos una ya conoce de sobra sus virtudes y defectos, siempre ganando estos últimos. Y no son cosas que me hayan preocupado, incluso hoy tampoco lo hacen pero estos días me ha dado por pensar que debería hacer esto mismo, pensar, antes de actuar. Pero en el siguiente instante pienso, ¿actuando así seria actuar a mi manera? Es como entrar en un bucle.

Bueno realmente todo esto viene a raíz de una foto, un foto mía de pequeña. Resulta que buscando el otro día encontré una foto en la que tendría poco más de 6-7 años, no lo sabría decir con certeza. Pero miro la foto y no me veo a mi. Veo a una niña que me devuelve la mirada con sus grandes ojos marrones, con la cara iluminada por su gran sonrisa que deja ver sus pequeños dientes y con una coleta más alta que otra. Pues no me reconozco, pero lo peor de todo es que por mucho que intente no logro recordar esa época. Una época en la que siempre estuviera feliz, en la que ignorante de la vida que sonreía por cualquier cosa, en la que cualquier problema se solucionaba con un “pito pito gorgorito” y una disputa con un “porfiplis”.

A veces pienso, y aquí es donde vuelve a entrar en juego mi mente, que quizá no aproveché lo suficiente esos años. Si el día que me hicieron esa foto me hubieran dicho que crecería tan pronto quizá saldría con la misma sonrisa pero hubiera peinado a mis muñecas el doble de veces, por miedo a perder el tiempo.

Y es que justo ahora es cuanto menos tiempo hay para hacer nada. Porque parece que fue el otro día cuando cumplí los 21 y ya estoy más cerca de los 23, si, 23, esto es porque me niego a cumplir los 22. Porque podréis decir pero si son los dos patitos, los dos números iguales… pues como si quieren ser dos reyes turcos, no me gusta ese número, pero no me gusta como años para mi, llamarme loca pero prefiero cumplir los 23 dos años seguidos.

Y volviendo al tema antes de que me vaya por los cerros de Úbeda, resulta que el otro día dando la vuelta de reconocimiento por varios blog que sigo, leí una entrada que me dio coba para seguir dándole vueltas a mi coco inquieto.

La chica, a punto de cumplir los 26 años, que aunque nunca es tarde, pero con retraso la felicito desde aquí se planteaba una pequeña lista de cosas que hacer en esos cinco días antes de cumplir los 26. Pero no era una lista de cosas cualquiera, era una lista de tonterías adolescentes. Y esto me pareció muy interesante y porque no, muy productivo también.

Seria interesante hacer una lista de cosas estúpidas que hacer antes de los 25. Porque de sobra son conocidas las listas de cosas que hacer antes de los 30 o antes de casarse, pero esta es importante, ya que podemos decir que los 25 son el corte de la adolescencia final, el empujón a la madurez, es el todo o nada. El momento real de madurar y enfrentarte a la vida sin lazos. Es el cuarto de siglo.

Todo por conservar aquella niña de la foto, porque no hay que olvidar al niño que llevamos dentro ya que gracias a él no nos volvemos locos.

miércoles, 29 de enero de 2014

Lo que quizá debas saber de mi.


Quizá sea la clase de chica que no se rinde fácilmente pero que a la mínima se le cae el mundo encima, el tipo de chica que no piensa lo que dice sino que se arrepiente al tiempo que hablan. De las que confían en algunas personas y luego le fallan.

Se de sobra que conmigo nada es fácil, el chocolate es mi perdición y el Ferrero ya me ha ganado la batalla.

No soporto que me corrijan al hablar, pero si corregir mentalmente, porque odio que me digan lo que tengo que hacer.

Me contradigo a menudo, quizá me falte más paciencia. Lo que si que se es que necesito mimos constantemente y quizá vea cosas donde no las hay.

Me doy cuenta de pequeñas cosas sin importancia para luego lo más obvio pasarme desapercibido.

Soy de las que no les entra más ropa en el armario y nunca saben que ponerse.

También deberías saber que sigo siendo esa estúpida niñata que sale corriendo para dar un abrazo cuando ve a alguien a quien echa de menos, de las que no se calla ni bajo del agua, vamos que hablo por los codos. Me divierto con cualquier tontería y cuando me meto en la cama se mete con el portátil.

Si salimos a comer yo no pediré una ensalada, a mi no me dan miedo las calorías, no miro las etiquetas de la comida para saber cuanto voy a engordar. Soy incapaz de pasar un día sin tomar nada que no lleve chocolate y no voy a la peluquería una vez al mes.

No soy precisamente el modelo de hija perfecta pero no provoco problemas, tampoco soy la hermana perfecta, pues con un par de gritos yo grito cuatro más pero funcionamos a la perfección.

Me gustan los escalofríos y ver como se me pone la piel de gallina. Me gusta que me toquen el pelo, que me pregunten cosas y más si se contestarlas. Me gusta estar con mis amigos y que estos hagan que me olvide de todo.

Me encanta bailar cuando estoy sola, me sube el ánimo, pero más me encanta escuchar la misma canción mil veces. Odio que me molesten y que me miren mientras estoy haciendo algo.

Soy una de esas personas de las que pueden llorar viendo películas que tratan de perros y reír con películas de miedo.

Puede que a veces sea un poco (bastante) tímida, pero cuando te conozco no me da vergüenza nada.

Olvido cosas importantes pero se que hay cosas que nunca olvidare, como el nombre de una muñeca, mi primera mascota, el primer te quiero o aquel chico que los dos queríamos algo más pero nunca nos atrevimos. 

Tengo doscientos mil cuarenta y cuatro defectos, puede que sea caprichosa, desordenada, incapaz de quedarme callada, nunca estoy quieta y no tengo el mejor cuerpazo pero perdono.

Tengo a las mejores personas a mi lado, y cuando quiero a alguien, le quiero de verdad, nada de tonterías.

Puedo sacar fuerzas de donde no las hay si no está todo perdido. Intento hace reír a la gente si está mal aunque la mayoría de las veces no lo consiga y me comporto como una niña para que no se me olvide que un día lo fui y recordarme que aun tengo algo inmaduro dentro de mi.

Puedo ser el pañuelo de lágrimas de aquellos que se derrumban, me hago la sorda solo para oír lo que no quiero escuchar y la ciega para no ver lo que verdaderamente duele.

No soy lo que parezco, no soy lo que piensas de mi la primera vez. Puedo sonreír y estar muriéndome por dentro y nadie se dará cuenta. Puedo estar en Marte y en Júpiter a la vez y los de fuera seguirán pensando que no me he movido. Soy una de las que cuando tienen un día estresado lo pagan con el que no debe, de las que llegan media hora antes y hace la maleta un día antes.

Acepto que soy cabezota y negativa. No soy  a típica pija que siempre está pendiente de sus uñas y si se le ha corrido el rímel, aunque he de reconocer que soy “tiquismiquis”.

Adoro ver películas y creer que esas historias pueden pasar. Me gusta soñar despierta, pensar en el futuro, creer que esta lejos, que todo puede cambiar en cuestión de segundos. Me gusta esperar lo inesperado.



domingo, 19 de enero de 2014

El error de querer olvidar.


Es cierto que cada momento tiene una canción y varias veces yo misma he afirmado que cada instante es especial, solo hay que encontrar la música adecuada.

Quizá sea que hoy las emociones están a flor de piel, pero escucho la canción y estoy a punto de llorar. Recuerdos enlatados en los versos con melodía que suenan a mi alrededor. Recuerdo tus palabras de aquel mismo instante, aquellas que yo creí para siempre.

Hay momentos en la vida que no cambiaríamos por nada. En mi corta trayectoria de 21 años me llego a arrepentir más de las oportunidades que he dejado pasar que de los momentos con dolorosas consecuencias que he vivido. Son 21, pero he pasados por momentos en los que cualquier opción hubiera resultado viable con fin de olvidar.

Por mucho que me repetí que lo tenía que olvidar, instantes llenos de luz quedan grabados en nuestra retina con luces de neón para que recordemos lo que un día fuimos.

Con las notas de la canción he caído en la nostalgia. Echo de menos los días que entrabas en mi habitación sin llamar a la puerta, las veces que me robabas un beso, cada abrazo mientras me susurrabas al oído tu miedo a perderme, echo de menos cuando me decías que no me ibas a dejar escapar por una tontería mía, cuando me convencías de que si no lo intentábamos nunca íbamos a saber como terminaría, y ahora lo sabemos. Nada ha salido bien. Pero lo que más echo de menos es el hecho de que un día conseguí que todo lo que hacia que llorara cuando me iba a la cama me fuera indiferente.

Aunque pienso que mi mayor error sería olvidar, querer olvidarlo todo, empezar de cero y no volver a pensar en lo que un día me hizo daño y fue doloroso, pues por un instante llegué a ser feliz a tu lado.



viernes, 17 de enero de 2014

Carta #1


Soñar contigo.

Después de tanto tiempo sin saber nada de ti, de cómo te va la vida sueño contigo. Siempre he sabido que estuve enamorada de ti, al poco de conocerte ya me transformaste. Lo recuerdo como si fuera ayer, porque nunca había sentido algo tan fuerte. Todo era nuevo, sensaciones que incluso me llegaban a asustar.

Con cada sonrisa hacías que me enamorara más de ti, con cada mirada hacías que no pensara en otra cosa más que en ti.

Quizás un día llegaste a sentir emociones parecidas, nunca lo sabré. Siempre estuviste como amigo, quizá también como confidente, apoyando mis locuras y dándome ánimos con cada palabra para seguir adelante.

Hoy, me doy cuenta que a pesar de los años, de la distancia y de las situaciones que han hecho que entierre mis sentimientos, siempre serás alguien especial. Más que un simple conocido, más que el que siempre se acuerda de las fechas importantes, más de quien nunca te deja indiferente. Siempre serás el primero que me hizo sentir especial sin serlo.

Después de tanto tiempo, de verte en mis sueños y saber que quizá no hemos cambiado, me gustaría volver a tener contacto, volver a sentirte cerca. Ahora sueño con un reencuentro, en que ambos abrimos nuestros corazones y nos confesamos el uno al otro lo que han significado estos años y lo que comprendemos la distancia.

Pase lo que pase, los años que pasen, las vidas que viva, se que siempre serás una parte de mi que echare de menos por cerca que estés.

Siempre recordare lo cobarde que fui.